La realidad del ser mexicano.
La mexicanidad o más bien la realidad del ser mexicano es la distinción más característica que se sabe de ser lo que se es. Es decir, el mexicano muestra su realidad a través de su ser que es el hecho sincero de ser mexicano. Si bien como señala Jorge Portilla a través de su obra la fenomenología del relajo. El relajo es uno de los atributos más característicos del mexicano. Esto es por ciertos factores que enuncian la situación del hombre que vive en México y por ende se manifiesta de la siguiente forma; el relajo no es una cosa sino un comportamiento, con esto, el hombre que causa relajo lo puede emplear mediante la forma más sutil. El relajo es no adherirse a una cierta circunstancia, es decir no dejarse emplear por ella, en pocas palabras no tomar en serio lo que se dice o se hace, por eso el relajo muchas veces refleja lo cómico. El sentido del relajo es frustrar esa respuesta espontánea que acompaña a la aprehensión del valor. Y en cierta medida el relajo manifiesta tres momentos los cuales son: 1.- Un desplazamiento de la atención; con esto se tiene que el hombre que esta en el relajo distrae su atención a fin de no verse involucrado en tal situación. 2.- Una toma de posición; donde el sujeto se sitúa en una desolidaración del valor que le es propuesto; es decir que su postura es el hecho de no encarar de frente ese valor. 3.- Una acción concreta que consiste en manifestaciones exteriores del gesto o de la palabra; es decir se exterioriza en cuanto se ve ante una situación complicada, lo ve todo desde afuera nunca desde dentro de sí mismo. Una característica del relajo es que este no puede darse en la soledad, es decir, que no vive si no se consuma en la medida del otro, para que haya relajo debe haber un mínimo de dos personas. Lo malo es que el relajo fuera de la comicidad y de su falta de afectividad hacia el valor, es decir de corresponder al valor, el relajo es un mismo momento autodestructivo de la realidad, es decir que va en contra de la actitud normal y espontánea del hombre frente a los valores, pues el hombre que echa relajo se sitúa en lo irracional que limita el futuro progresivo de la afectividad con los demás; en cierto sentido el hombre mexicano es uno de los pocos que se saben acreedores a esta situación, es decir que es un “relajiento”, lo cual significa ser un hombre sin porvenir, que se niega a tomar las cosas en serio, no hay ni promesa ni compromiso, sino sólo la cuestión de no ser responsable. El relajo es autodestrucción, es además de todo, el hombre que se sabe relajiento, no tiene proyecto y en cierta medida estaría confinado al fracaso. Por otra parte Emilio Uranga dice: que el mexicano es un ser existencial, es decir, ser en otro. Sin lugar a dudas esto si es doloroso. De la accidentalidad surge el complejo de inferioridad del que hablaba Samuel Ramos. En cierta medida el hombre mexicano desde una concepción muy particular podría ser ese hombre que se sabe diferente a todos los demás, pues desde una concepción real somos seres con un alto contenido de emotividad, lo cual hasta cierto punto puede ser peligroso para el mexicano, pues el hecho no es que lo malo este en lo emotivo sino en esa implicación del mexicano de sentir con mucha emoción todo lo que le implique una sorpresa o una situación de felicidad, otro punto importante es lo sentimental, pues como se sabe todos los hombres del mundo son seres con sentimientos, pero el mexicano se ha ganado el premio Nóbel, con esto pongo en entre dicho que el mexicano por esta característica es un hombre caritativo, capaz de ayudar a su prójimo sin importarle. Además surge en él la “inactividad”, que es ese sinsentido de dejar prácticamente todo para el día siguiente, es decir para mañana, aquí se involucra ese desgano esa apatía de realizar las labores u obligaciones, es ese mismo sinsentido de inactividad el ser o estar aburrido. Si bien como manifiesta Uranga el mexicano es un ser que vive siempre indignado, pues al salírsele de control las cosas se muestra como es en realidad en la sociedad, es decir que no hay una interiorización de su vida, pues al ver que las cosas le van mal, simplemente tan sólo se empieza a protestar, en lugar de ocuparse en ese aspecto que lo ha lesionado. Ahora bien surge la trabazón entre el hombre, la nada y el sueño. Esto es lo más simple, pues el hombre de México se sabe soñador que infunda dentro de su mente lo que le gustaría ser o hacer, lo malo es que sólo se queda ahí, es un espejismo el cual es causa de su ensoñación, no se lleva a la practica, pues esta ahí presente en la mente, pero a falta de proyecto y sin constancia aparece la nada, por eso dice el dicho “soñar no cuesta nada”. En Salvador Reyes Nevares aparece que el mexicano es el hombre que posee como cualidad común, asiento de todas sus manifestaciones de vida socializada, una finura que a veces se torna de carácter moral, y también a veces se forma con un estilo artístico. En este lapso aparece la dignidad, y en cierta medida puede decirse que el mexicano posee una gran dignidad en cuanto a ciertas posturas como por ejemplo la nacionalidad. También se ha dicho que el mexicano es sentimental, y el sentimental siempre da una impresión de debilidad. Otro aspecto del mexicano es la amistad, en este valor se ennoblece al otro, y lo vemos en las relaciones interpersonales con las personas cercanas a nosotros, en la amistad reflejamos ese cariño por los amigos, los familiares, etc. El mexicano es además un ser cortes, diplomático y sincero, inclusive en todo esto se ve el reflejo de la amistad, que va acompañando por un acto de conciencia que es el de estar en compañía con los demás. Otro aspecto importante y meritorio de los mexicanos es esa introducción que se hace a través de la religión y en ese sentido se tiene al “guadalupanismo”, que es más que nada esa distinción que se tiene ante lo extranjero.
Carlos Javier Notario García
Tuesday, November 07, 2006
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2 comments:
Gracias por tu comentario.
En cuanto a la pregunta de si los mexicanos somos posmodernos, creo que al menos desde un punto de vista muy particular trato de serlo.
Nietzsche dice que no hay hechos, sino sólo interpretaciones, y que esto mismo es nada más una interpretación; o Foucault, cuando comenta que todo lo que ha escrito en sus obras no es lo que piensa sino lo que se pregunta si es posible pensarse. Bueno es algo un poco complicado, la verdad sólo estaba divagando.
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