Friday, November 03, 2006

Orgullo, novatos y novelas mexicanas

En la sesión que tuvimos respecto a la lectura de "Sócrates y el socratismo" debo ser honesta, los disfruté a todos por igual, en la misma medida y placer. Los disfruté porque todos participamos (o al menos eso creo) sin protagonismo y con honestidad intelectual.
Reafirmamos nuestros idearios literarios frente a la polémica sobre convertir este círculo literario que pretende aumentar nuestra capacidad de rendimiento lector, análisis crítico y veloz en un según la propuesta de prestigiado filósofo, seminario de textos filosóficos, que, aunque conveniente para todos aquellos que desean continuar estudios de posgrado, preferentemente en la UNAM, por ahora resulta impracticable por manejos de nuestro tiempo laboral y falta de herramental técnico por parte de nosotros, aunque esperamos siempre que en un futuro, la parte propositiva tome cartas en el asunto y nos invite a este proyecto que con la experiencia que respalda a este centro universitario, nos conforme en investigadores filosóficos... Independientemente de la polémica, Sócrates fue analizado desde Gómez Robledo, desde sus propuestas de verdaderas fuentes socráticas y la legitimidad de ellas según lo que se pretenda conocer del de Atenas. Nos quedó una imagen, y volvemos con la "cosa religiosa", de un Sócrates fanático, religioso, conocedor del Nous, antecedente del monoteísmo, que a juicio de uno de los miembros de la mesa, "lo que hizo Gómez Robledo fue jalar agua para su pozo" al pretender dar una imagen mesiánica del heleno. Nuestro invitado campechano aportó grandes impresiones de lo que a su juicio debe ser un filósofo. Estando en calidad de invitado, sin lectura previa ni conocimiento del tema, con sólo escuchar las opiniones de los dialogantes de la mesa, entre ellos esta servidora, nuestro amigo señaló esa imagen del filósofo comprometido con la verdad. Sea la verdad o la Verdad, el filósofo, por la misma contribución de Sócrates a la filosofía, según Gómez Robledo, es un sujeto ético. El ethos del filósofo es lo que da coherencia a su calidad y sistema de pensamiento. Atrás los tiempos del filósofo disociado de la realidad, el comprometido con sus ideales, el que los vive como realidades, ese merece el respeto de legítimo filósofo.
La discusión, como se apreciará, nos hizo levemente divagar hasta el tema "la investigación filosófica es filosofía en sí" ante lo cual, como postura conciliatoria, se dijo que "es necesario conocer lo que se ha hecho para no desperdiciar una vida". Nuestro invitado pretendió discrepar por darle importancia a la experiencia personal.
No pude dejar de ver a Gómez Robledo como un excelente comentarista de Sócrates, un socrático más conocedor de aquel de los conceptos universales que el mismo Platón, que a juicio de este filósofo orgullosamente mexicano, es la fuente más fidedigna para conocer a Sócrates.
G. Robledo, aunque señala, como cualquier libro de Filosofía, que son grandes socráticos Platón y Aristóteles, en la vida práctica, en la vida cotidiana que fue la que más apreció el ético ateniense, los cínicos dan más cabalidad a la continuidad de la obra práctica de Sócrates.
La apología, analizamos, fue mal hecha. Fue un pobre recurso el del ridículo de los acusadores y el de la bondad de las buenas obras, que aquel creador de la mayéutica empleó. Para Gómez Robledo, quien cita a Xenofonte y es éste quien lo señala, Sócrates no se defendió como acostumbraba porque estaba viejo y quería morir. A mi juicio, Sócrates se ensorberbeció e irónicamente, él, siendo partero de almas, él, que buscaba los conceptos universales, él, inspirado por Apolo y sentido, como posteriormente dirá, como un cisne apolíneo; no se defendió ante su gran adversario que, pretendidamente revestido de Anito, Melito y Licón, en realidad se llamaba la ignorancia. Pudo haberse lucido, sin usar a Lisias, pudo haber mostrado su elocuente dialéctica, y desidiosamente no quiso. La réplica que me dieron fue "eso no lo puedes saber". Pues no lo puedo saber, pero ¿y si así fue...? El mismo Sócrates se mostró débil cuando rechaza el discurso de Lisias apelando que no era él, y no se muestra él con su fiereza intelectual, más bien pasional, como cita Gómez Robledo la apología platónica.
Otro detalle que analizamos fue la confrontación Sócrates apolíneo vs. Nietzche dionisíaco... pero este análisis fue leve, de hecho sólo lo mencionamos en la mesa porque nuestro enrarecido ambiente de mariachi, día de muertos, todo mundo empanzado eructando el mucbipollo, la novedad de un nuevo integrante, la otra grata novedad de otro integrante invitado desde tiempos muy remotos, y las constantes interrupciones de los camareros... nos aguaron la fiesta o esto a lo mejor yo solita me lo imagino.
Recibimos saludos de nuestro desvelado viajero, amarramos lazos con nuestro querido miembro yucateco que se ofreció a ir cada jueves tras salir de sus labores en reconocida escuela, y acto seguido, matamos el tema de Sócrates para hablar de un non grato tema: las telenovelas mexicanas... Y hasta aquí los dejo.

2 comments:

Carlos J. Notario G. said...

Hola---todo el rollo estuvo perfecto, sólo que lo de eructar el mucbipollo, te aseguro que ese si no fuí yo. Saludos.

Carlos J. Notario G. said...

jajajajajajaja